La Riohacha de Gabo

El corazón de La Guajira es parte importante del universo ficcional de Gabriel García Márquez

“(…) la ciudad de arena y sal donde nació mi estirpe desde los tatarabuelos, donde mi abuela vio a la Virgen de los Remedios apagar el horno con un soplo helado cuando el pan estaba a punto de quemársele, donde mi abuelo hizo sus guerras y sufrió prisión por un delito de amor y donde fui concebido en la luna de miel de mis padres”.

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La ruta de turística contempla cinco hitos que recogen la presencia de figuras históricas que aparecen en sus novelas, tales como el corsario inglés Sir Francis Drake, el muelle de donde partía la goleta de Riohacha, la casa en donde su padres pasaron la luna de miel, la casa del Telegrafista donde trabajó su padre, y la catedral de Nuestra Señora de Los Remedios, virgen a la cual se consagró su abuela materna. Todo esto en medio del universo social y religioso de Riohacha.

“Cuando el pirata Francis Drake asaltó a Riohacha, en el siglo XVI, la bisabuela de Úrsula Iguarán se asustó tanto con el toque de rebato y el estampido de los cañones, que perdió el control de los nervios y se sentó en un fogón encendido. Las quemaduras la dejaron convertida en una esposa inútil para toda la vida”. Con este fragmento de su novela Cien años de soledad da inicio este recorrido mágico.

La conexión del Premio Nobel con Riohacha pasa por la nostalgia de su familia materna

“Nada se comía en casa que no estuviera sazonado en el caldo de las añoranzas: la malanga para la sopa tenía que ser de Riohacha, el maíz para las arepas del desayuno debía ser de Fonseca, los chivos eran criados con la sal de La Guajira y las tortugas y las langostas las llevaban vivas de Dibuya”.

(…)

“La Riohacha idílica que llevaba desde niño en el corazón, con sus calles de salitre que bajaban hasta un mar de lodo, no eran más que ensueños prestados por mis abuelos”, dice García Márquez en la novela Vivir para contarla.

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