City tours Riohacha

El monumento describe el concepto del mar en el nacimiento y el avance de la región, pues a través de él llegaron los foráneos. En sus aguas se libraron batallas y hoy sigue siendo el vínculo del pueblo Wayúu con el resto del mundo.
La mujer nativa que se cubre con una manta en zonas desérticas y ejerce matriarcado; el Almirante Padilla, quien enfrentó a los españoles buscando la independencia; los héroes relevantes en la región; “El Negro” Robles, nacido en la población de Camarones, registrado por los historiadores como el primer afrocolombiano que llegó al Congreso de la República; hasta encontrar en la cúspide a Francisco El Hombre, el mismo que según la leyenda venció al Diablo tocando el acordeón y cantando el credo al revés. También es fundamental el rol de la música, que siempre tiene un encanto muy particular.
Esta escultura monumental de nueve metros de altura rinde tributo a los personajes que constituyen la riqueza étnica y cultural de La Guajira. Una mujer Wayúu bailando la yonna, es el primer elemento de este tótem a nuestra entidad, que continúa con los indígenas wiwa, kogui y arahuaco, nuestros ilustres, el Almirante Padilla, José Manuel Goenaga y el Negro Robles.
En la cultura Wayuu, el palabrero (Putchipuu) es el elemento central en la administración de la justicia; su rol consiste en resolver a través de la mediación y negociación los conflictos entre los diferentes clanes e incluso con personas u organizaciones no pertenecientes al pueblo Wayuu.
Simbolizan la simpleza y el lenguaje directo de estos mecedores de paz, declarados Bien de Interés Cultural de la Nación a través de la resolución 1471 de 2004, del Ministerio de Cultura. También declarados por la UNESCO Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Las Mariposas Amarillas vuelan en conjunto hacia el horizonte. Es una alusión a Cien Años de Soledad, obra cumbre de nuestro Nobel Literario, Gabriel García Márquez, cuya estrecha relación familiar y vivencial con la ciudad le permitió inspirarse en la magia realidad de esta tierra.
Este monumento de cinco metros de altura muestra dos figuras humanas entrelazadas en un abrazo, escena cotidiana cada domingo de Carnaval en Riohacha, cuando los embarradores, cumpliendo con esta centenaria manifestación cultural, salen de la fangosa Laguna Salá para asustar a los incautos rumberos que deambulan en la madrugada.